Jeanette Márquez, Secretaria General de MORENA, ha desatado críticas y divisiones internas en el partido al intentar imponer su influencia en la candidatura local. Inicialmente, Márquez buscó promoverse como candidata para las elecciones municipales, pero ante la resistencia de las bases del partido, no logró su objetivo. En su lugar, impuso a Alejandra Suárez Ortiz como candidata, una decisión que ha generado descontento entre militantes y simpatizantes de MORENA en Chilchota.
El malestar entre la militancia y la percepción de imposición han creado un clima de tensión y desconfianza en el proceso electoral. Encuestas y opiniones de los ciudadanos reflejan una creciente insatisfacción, lo que anticipa un escenario adverso para MORENA en las próximas elecciones. Este episodio destaca la centralización del poder y la falta de democracia interna en el partido, lo que podría costar caro en las urnas el próximo 2 de junio, debilitando la posición de MORENA en Chilchota. La situación plantea serias preguntas sobre el futuro del partido en la región y la necesidad de un proceso más inclusivo y democrático en la selección de sus candidatos.
Las críticas hacia Jeanette Márquez no solo provienen de las bases del partido, sino también de varios líderes locales que consideran que su proceder es un claro ejemplo de los problemas que aquejan a la organización. Estos líderes han manifestado que la imposición de candidatos sin un consenso adecuado erosiona la confianza en la dirigencia y desmotiva a la base militante, que se siente marginada de las decisiones cruciales.
Por su parte, Alejandra Suárez Ortiz, la candidata impuesta, ha tratado de minimizar la controversia asegurando que su candidatura representa una oportunidad para fortalecer la unidad y los valores de MORENA en Chilchota. No obstante, sus intentos por ganar el apoyo de la base partidaria han sido recibidos con escepticismo y reservas.
Este conflicto interno en MORENA ocurre en un momento crítico, ya que la región de Chilchota ha sido un bastión tradicional del partido, y la pérdida de apoyo aquí podría tener repercusiones significativas en su desempeño electoral a nivel estatal. La situación exige una reflexión profunda y acciones concretas para abordar las preocupaciones de la militancia y restaurar la confianza en el liderazgo partidario.